Hablar de Akihabara en la actualidad suele ser sinónimo de electrónica y subcultura. Pero caminando por los alrededores, aún es posible encontrar rincones en los que perduran muestras de lo que era esta zona antes de su transformación en el hoy conocido como denki-gai o ciudad eléctrica. Su tradición comercial ya venía de lejos, desde el periodo Edo, gracias a su conveniente localización frente al río Kanda. Ello convertía a Akihabara, junto a las zonas de Ginza y Nihonbashi, en una de las zonas de mercadería más prominentes de la ciudad.

La antigua estación de Manseibashi en Akihabara

Precisamente a la orilla del río Kanda, a escasos minutos a pie de la estación de Akihabara, se encuentra lo que solía ser la estación de Manseibashi, obra del ilustre arquitecto Tatsuno Kingo (responsable también de la estación de Tokio). Su nombre deriva del célebre puente junto al cual está ubicada. Fue inaugurada en 1912 como la grandiosa terminal de lo que hoy en día es la Línea Chuo de JR East, y como tal, durante sus primeros años fue uno de los puntos de mayor actividad de la ciudad. Pero no tardaría en perder importancia tras la aparición de las estaciones de Kanda, Akihabara y Tokio, que terminaron absorbiendo buena parte de la actividad de Manseibashi. Tampoco ayudó que la mayor parte de su estructura sucumbiera al Gran Terremoto de Kanto de 1923. Su posterior reconstrucción ya se hizo de forma mucho más modesta, reflejo de su relevancia perdida.

Maqueta de antigua estación de Manseibashi
Maqueta de la zona que rodeaba la antigua estación de Manseibaishi junto a los tranvías que funcionaban en aquel entonces.

En un intento de compensar su menor actividad, la nueva estación fue parcialmente renovada en 1936 para acoger un museo ferroviario, pero ello no impidió que finalmente en 1943 la estación fuera cerrada de forma definitiva. No así el museo, el cual siguió en funcionamiento durante las siguientes décadas, salvo una interrupción de un año a causa de la guerra en 1945.

El destino del edificio parecía sellado cuando el Museo del Ferrocarril se trasladó a Saitama en 2006, dejando la estructura completamente abandonada salvo por el uso de las vías, que a día de hoy siguen dando servicio a otras líneas. Pero en 2013 este espacio volvió a recuperar algo del esplendor perdido cuando el centro comercial mAAch ecute aprovechó lo que quedaba de la estructura para revitalizar el espacio con cafés, tiendas y oficinas, aprovechando el potencial del paisaje fluvial. De manera muy acertada, han mantenido una zona de libre paso con mesas y sillas en el lado de la fachada que da directamente al río. 

250 años de historia en Wayougashi Matsuya

Aunque Japón sea el país de los comercios centenarios, parece mentira que en el corazón de la vanguardia de la electrónica aún sobreviva una de las tiendas de dulces tradicionales japoneses más antiguas de la ciudad, Wayougashi Matsuya (和洋菓子 松屋). Fundada en 1769, su ubicación original era en Nihonbashi pero en 1894 se trasladó al lugar en el que permanece hoy en día, más de 120 años después, tan sólo a 5 minutos a pie de la estación de Akihabara.

Después de 7 generaciones, sigue siendo un negocio familiar en el que se pueden degustar dulces tradicionales japoneses. Pero no se sobrevive por más de dos siglos si no se ofrecen novedades al consumidor. Los sabores de siempre comparten espacio con innovaciones de temporada que vale la pena probar. Por ejemplo, además de los clásicos dorayakis rellenos de anko, también podemos encontrarlos rellenos de crema de matcha, café o limón o lo que sea que a los dueños se les ocurra en un momento determinado. 

Arquitectura de finales de la Era Taisho y principios de Showa

Por otra parte, algunas de las antiguas muestras arquitectónicas más emblemáticas de la zona no han corrido la misma suerte. Pero para los entusiastas de la historia y la arquitectura, todavía queda algo del estilo particular que dominó buena parte de las construcciones comerciales antes de la Segunda Guerra Mundial, llamado Arquitectura de Cartelera o Kanban Kenchiku (看板建築). La enorme importancia histórica de este tipo de arquitectura radica en que son el testimonio de un periodo de transición entre un estilo puramente japonés y un estilo que empieza a recibir la influencia de la estética occidental. 

Dos de los más célebres representantes de esta época son Ebihara Shoten (海老原商店) y Okasho Uraji Botan Ten (岡昌裏地ボタン店) o simplemente Okasho para los lugareños. Ambos lugares vinculados con el potente comercio textil que había en la zona en aquella época. Ebihara era una tienda de ropa de segunda mano construida en 1928 (aunque el negocio existía desde 1890), pero hoy en día es un lugar dedicado a eventos culturales o exposiciones, protegido bajo la designación de bien de interés cultural de la ciudad. En cambio, Okasho es una sastrería y tienda de telas y botones que sigue en funcionamiento desde su fundación en 1897, siendo el actual edificio un contemporáneo de Ebihara.

El destrozo generalizado del Gran Terremoto de Kanto marcó un antes y un después en la arquitectura Tokiota. Los nuevos edificios seguían siendo construcciones de madera pero requerían un recubrimiento con materiales ignífugos como baldosas, mortero o láminas de cobre. Y se daba la circunstancia de que el cobre por aquel entonces era la opción más económica, lo que explica la fachada de la mayoría de edificios de aquella época. Otro de los elementos distintivos era el uso de parte de la misma fachada como elemento de cartelería, de lo cual deriva su nombre. 

Radio Center, el germen del Akihabara de hoy en día

Lo de los espacios comerciales bajo las vías ferroviarias es una constante en la capital nipona. La icónica Radio Center no es una excepción. Su historia es más reciente y directamente vinculada con la identidad actual del barrio, forjada en la posguerra. Radio Center (ラジオセンター) es el legendario epicentro del comercio de artículos de electrónica que a la postre pasaría a definir el Akiba que conocemos hoy en día.

Cruce en Akihabara frente a Radio Center

Una serie de reestructuraciones en la zona hizo que multitud de pequeños comercios se congregase en este espacio en 1949, donde originalmente se vendían principalmente componentes para radios (de ahí su nombre) y paulatinamente pasó a abarcar toda clase de artículos y componentes de electrónica. Un paraíso para los aficionados al DIY, que por un módico precio, aquí pueden conseguir todo lo necesario para reparar sus cacharros o construir lo que sea. Este pequeño gran centro comercial, también acoge entre sus laberínticos pasillos tiendas donde se pueden conseguir souvenirs de interés o, para los más nostálgicos, artículos de electrónica retro aún en funcionamiento.

Bonus track

Después de un día paseando entre las tiendas de Akiba, propongo a los lectores cerrar la jornada con broche de oro sentándose a disfrutar de las vistas al atardecer frente al río en el paseo de Manseibashi, mientras se degustan algunos dulces de temporada de Wayougashi Matsuya.

Como podéis ver, Akihabara no es sólo un destino ideal para entretenimiento y compras entre otakus y fans de la electrónica sino también una interesante oportunidad para conocer un poco más sobre la historia de Tokio.